El fútbol es un universo lleno de rituales, tradiciones y supersticiones. Algunos jugadores tienen amuletos de la suerte, otros realizan gestos específicos antes de entrar al campo, pero pocos rituales son tan peculiares como el de Pedri González.

Ni él mismo se explica de dónde le viene, pero tiene una curiosa filia hacia los calvos. Le generan una entrañable admiración. Su ritual antes de cada partido es el de besar la cabeza a un miembro del cuerpo técnico de su equipo. No hay partido en el que no lo repita. Además, el jugador del Barcelona suele tocar la cabeza de su amuleto de la suerte, en lo que parece ser un acto de confianza previo a cada partido.

El canario nunca ha tenido reparo en reconocer que le encantaría quedarse calvo. Es uno de sus objetivos en la vida. Le viene del que fue su gran ídolo, Andrés Iniesta. De pequeño, le dijo a su padre que quería hacerse el peinado de Iniesta. Aquello le generó una atracción por los calvos, que perdura hasta hoy.

Aunque tiene abundante melena, nunca ha dudado en raparse la cabeza cuando le ha apetecido. Lo hizo en su primera temporada como blaugrana y lo repitió tras la Eurocopa. Prometió que, si la Selección ganaba el torneo, se volvería a rapar. Como no podía ser de otra manera, cumplió con su palabra.

En tono de broma, llegó a colocar como foto de perfil una imagen de sí mismo calvo y con bigote, asegurando que su objetivo era intentar parecerse lo máximo posible a esa estampa. Esta curiosa afición se trasladó al terreno de juego, donde Pedri celebró un gol haciendo el gesto de raparse. Aunque este gol iba dedicado para su primo, que es calvo y estaba presente aquel día en el estadio.